4 de octubre de 2015

Serpiente mental


















Semihumano
el rastro
la forma
la antítesis del sentido
diluyéndose en la arena del caos.
A punto de
cambiar
de convertirte en
germén caracol espectro.
Entrás en
la casa de la sal.
Todo está en órden
excepto el metal
perjurando en silencio
por vos y por mí
a punto de
vengarse por nosotros
y por todos.
Entrás en
la casa de los espejos.
Todo está en órden
excepto tu infancia.
O es que ése es el centro del laberinto,
allí la piedra filosofal
que desencadena
el resto de respuestas
de toda tu vida.
Semihumano
los ojos
la boca
la sed
multiplicándose
en el revés de todo espejo.
Apretás los dientes
en la hora maldita
dispuesto a ceder todo
al encanto de un jardín en ruinas,
en la hora que se quiebra
dentro de otra hora
sólo para probar
su inconsistencia.
Rabia
agonía
pena
semihumano intentando
el fulgor
las amapolas abriéndose
sólo para probar
que no estás allá
sino en esta semiluz
acompañada del temblor
de tu sombra
abriéndose y cerrándose
ante algún dios
ante algún filamento de energía subterránea.
Ajustás el dolor
dentro del dolor
sólo para probarte a vos mismo
que por fuera de tu piel
existe otra cosa
adornando el sentido.
Gritar ceder vaciar
saltás tres veces
dentro de tu nombre.
Al fin ves la facilidad
con que todo se disuelve.
Sueño con un mundo
sin estatuas de sal,
sin aves traicioneras,
sin sortilegios,



Foto / Poesía por Cande

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