24 de abril de 2014

Procesión o el duelo de la abeja reina.














Entonces la celebración
va quebrándose de a poco.
Entre las escaleras del tiempo
andan los trajes gastados.
Las máscaras que ya no responden
que ya no son lo que deberían ser.
Entonces todo queda al descubierto.
Y si hubo un canto
y un pequeño rey en su trono
con su puñado de mentiras,
y si hubo un amor
anterior al cielo
anterior a la tierra
temblando entre los pájaros,
y si hubo un amor
cayendo hacia su propia trampa
aniquilando el jardín frutal
y la palabra, 
y si hubo un amor
que no supo ser intenso
como el café
como esta mañana
como la sonrisa que nos dura dentro
porque otro vivió en ella antes,
y si hubo un amor que no supo
llenar el espacio entre dos células muertas
si no supo ocupar
el lugar que el universo le asignó.
Entonces la fiesta irá cerrándose hasta desaparecer
el carnaval minúsculo donde nos disfrazamos para traicionar
la procesión minúscula en la que me até sin darme cuenta a tu vida
y avancé por la calle sin mirar
como una muñeca desarticulada y sin sonido
como un cuerpo de muñeca sin sangre
rebotando entre los cuerpos también ciegos
también desprevenidos
de esta ciudad.




FOTO / POESÍA Candelaria Rivero


 

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