23 de enero de 2014

La danza de la vida















Sólo un maestro
me enseñó a bailar con el corazón.
Fue más allá de
la correcta posición de los brazos,
de pasos que además de estar en francés
parecían no decirme nada.
Tal vez él lo dijo sin decirlo
pero yo pude escuchar
y ese día cambiaron muchas cosas.
Después me dediqué a andar por la vida
girando, avanzando o retrocediendo
mirando también la danza de los árboles
la danza del fuego
la de las personas que pasan, se detienen o se van.
Miré muchas veces un movimiento que contenía a otro
y éste a otro y así infinitamente.
Y pensé en un gran universo
hecho de movimientos y reposos.
Aprendí a ver la danza escondida
en lo mínimo, en lo sutil,
pero también en lo grande.
Después pude saltar o volar
cada vez que fue necesario.
Despegar del piso para ir hasta el más allá.
O quedarme cerca de la tierra
juntar el impulso necesario
bailar dentro de la respiración
y seguir.

(a Ricardo Alfonso)



Foto y poesía: Candelaria Rivero


17 de enero de 2014

Las alas de un tiempo presente.




















Y si fuera posible
arañar la oscuridad
y alcanzarte.
Desenterrar tu sombra de las sombras
traerte hasta mi puerta.
Y si fuera posible
detener lo veloz
los gestos que se caen en el silencio.
Y si fuera posible
enmudecer sin más
con el cuerpo hecho un nudo
con las lágrimas secas.
Me asomaría por descuido
en el filo de tu piel
desconcertada después de un sueño tan profundo.
Con mis labios meciendo esta alegría.
Y sería un tallo
una ventana en tu nombre
un animal encerrado
a punto de salir de sí mismo.
Sería el fuego que comienza a brillar
con la confianza de poblarlo todo
delimitando una zona de influencia,
el jardín posible

de lo que late a mi alrededor.



Fragmento de libro en preparación).
Foto: Candelaria Rivero




















No quiero imaginar.
Ni cerrar ni abrir.
Ni partir ni quedarme.
Quiero cada cosa en su justo lugar.
En su hora justa.
Quiero que tu voz se abrace a mi voz
si así debe serlo.
Pero que en el punto en que se encuentren
no pueda caber nada más
no puedan parecer algo distinto.
Quiero que sean una flecha en lo presente.
Un pájaro de dos colores
que en su canto no sepa mentir.
Ni cruzar el cielo
antes que el sol lo llame.




Fragmento de libro en preparación).
Foto: Candelaria Rivero





















Cuando se encuentra,
después de haber buscado tanto,
una razón sencilla
para justificar nuestras acciones
para sostener cada batalla
hasta el final.
Cuando se encuentra la luz
con la sombra
y juegan su juego sin nosotros.
Cuando se encuentra
el último lamento
la forma en que el miedo
nos arrastró por el piso
hasta cansarnos
hasta convertirse en otra cosa.
Cuando se encuentra el amor
no precisamente a la vuelta de la esquina
pero sí en un lugar inesperado
con las defensas bajas.
Y estampa  en nosotros su vuelo
su grito sostenido.
Entonces todo lo otro
lo que nos mueve a vivir
los días en la luz
los días en la sombra.
Entonces el miedo y sus puñales
escapan definitivamente de la carne.
Entonces las razones
que nos sostienen y justifican
se vuelven claras.
Los animales eternos los ángeles dormidos
que atraviesan el cuerpo
que respiran en cada célula
que desconocen a nuestros enemigos
van alimentando un fuego secreto
silenciosamente
en el laberinto de nuestras decisiones.



Fragmento de libro en preparación).
Foto: Candelaria Rivero






















Suelto lo que se pierde.
El olvido / el pacto / la promesa.
Suelto lo que no tenga posibilidad
de crecer.
Suelto lo que durante años permaneció atado
silbando una canción siniestra
apenas percibida.
Es que estaba distraída
mirando cómo las flores se hacían grandes
o cómo se secaban
porque olvidé regarlas.
Estaba mirando algunos rostros
que aparecían por momentos
en algunas pausas
en algunas grietas del amor.
Pero la que dormía despertó,
corrió hasta un acantilado y se lanzó a volar.
Ya no carga inútiles piedras
inútiles palabritas sepultadas demasiado adentro.
Ahora vuela,
desaprende el manual para vivir
o lo aumenta y corrige.



Fragmento de libro en preparación).
Foto: Candelaria Rivero





























El después del poema.
Sentarse a esperar que todo se cumpla.
Que las pequeñas profecías
emerjan del papel.
Que las sentencias se vuelvan frágiles
se desintegren en la luz.
Que aquello que pronunciamos con palabras
se rebele
y la vida nos tome por sorpresa.





Fragmento de libro en preparación).
Foto: Candelaria Rivero








11 de enero de 2014

Caleidoscopio cerebral













Podemos empezar
por plantar los huesos del amor
en nuestro patio.
Y regarlos con lluvia       hasta que sean árboles
hasta poder sentarnos en su sombra

o en su luz.

(Fragmento de libro en preparación)
Foto: Candelaria Rivero
Contacto con el autor: candikrash@gmail.com















Van a vestir mis manos el dolor.
Lo cubrirán de pétalos o estrellas.
Voy a pronunciar lo que no se nombró
de tanto morirse el deseo antes de tiempo.
Van a pelear mis manos entre nubes
en el eterno péndulo
que va desde mi sombra hasta tu sombra
para recuperar
lo que hubiera quedado señalado
en la orilla del sueño.
Van a buscar mis manos el cansancio
la débil despedida de la fe
de tus ojos clavados en el eco
que apenas vive
que apenas es oído.
Van subir mis manos
con una flor
desde mis entrañas
van a echar a rodar las piedras
hasta convertirlas en promesas,
en cielo donde se pueda sonreir
en bocas que sólo digan lo importante.
Van a enterrar mis manos
esta semilla gastada, 
extraviada en lo imposible
que necesita urgente toda luz
que quedó sepultada por una gota inerte
por una montaña de oscuras intenciones,
y hoy busca en donde nadie
en lo que llevan también las palabras sin saberlo
en una esquina secreta del papel
en lo que reencarna una y otra vez

en distintos poemas.

(Fragmento de libro en preparación)
Foto: Candelaria Rivero
Contacto con el autor: candikrash@gmail.com

5 de enero de 2014

Imágenes. de . un . reino . olvidado












Empiezo a andar
inaugurando mi nueva morada
en la tierra infinita.


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Estoy parada en el final de una lágrima
en la línea que me separa de la tormenta.




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inventar un ritual
para que dure nuestro encuentro
para salvar al fuego del fuego mismo.



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Reclamo una parte de la tierra
una parte de la vida que creo merecer.




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Te escucho en algunos silencios
prendido en el filo de las apariencias
en las formas anuladas de sentido.




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Grito para que escuches cada cosa
al otro lado del espejo.




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Ángulos y colores
van en tu fuego continuo
amor y desamor
giro y olvido.




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Me zambullo en lo posible.
Tengo cara de niña.
Me deslizo en el brote de mi tiempo
para jugar en el color resucitado.



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Sé que puedo mirar el fondo y encontrarte.
Sé que puedo llora
dentro de tu nombre.




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Cómo será mi latido
sin los dientes de tu sombra. 




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Para perderme después
en el agua tibia de los días.
En su río breve.




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A veces
se viaja lejos
para encontrar cosas cerca:
el propio corazón
el río interno
las nubes de algún sueño
o el propio abismo
alto e inmenso
desde donde asomarse
a mirarlo todo.


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Foto y poesía: Candelaria Rivero
Contacto: candikrash@gmail.com
Se permite la reproducción total o parcial citando la fuente.

Del libro "Los abrazos posibles"

1.

Nada alrededor es tan fuerte.

Ninguna imagen.

Ningún concepto.

Iré liviana junto al mar

junto a la decisión de existir en cada paso.

Presentiré el latido de una nueva hora

creciendo entre los días vírgenes.

Podré amar hasta el fondo cada cosa

sin volver a sentir que no

que sólo esto o aquello

que sólo un brote, un costado, un reflejo.

Después de que el amor se vuelva vértigo

se vuelva savia

se vuelva canto

después de aprender a olvidar lo aprendido

después de jurar sin rabia

extendiendo el deseo hacia los pájaros.

Podré sentir que mi lluvia te busca

que el silencio que crece

 brilla firme en un punto exacto de la luz.

Podré dormir tranquila

con mis años a cuesta

sobre una página en blanco.

2.

Con el tiempo vuelto hacia sí mismo

como un manojo de hilos que busca el sol.

Con los espirales cerrándose

hacia un silencio único

como si todos pudiéramos estar de pie

dentro de un mismo silencio.

Con el enigma propio de cada día

asomando en las grietas del sentido

para después trepar

hacia un árbol distinto cada vez.

Así como el pensamiento

puede adormecerse entre piedras inmóviles.

Así como del sueño puede surgir una pregunta huérfana

una pregunta sin raíz

cuestionando la quietud de los días.

Así se irá mi cuerpo

hacia otra tierra silenciosa

desde donde cuelgan promesas

entre las flores de la razón.

Podré acercarme con deseo a cada trampa

podré comprobar yo misma

la medida de mi nuevo cielo

con mi piel abriéndose sedienta hacia las cosas.

Volveré a comprender lo comprendido

pero desde palabras suspendidas en la nada

desde abismo invertidos.

Caminaré despacio

hacia el corazón de esta tierra

sabiendo reir

sabiendo perdonar.


Selección del libro "Los abrazos posibles". Candelaria Rivero. Ed. La Gota. 2013 Ciudad de Santa Fe
Puntos de venta: El arca del Sur / Fauna de diseño. Ciudad de Santa Fe
Contacto con la autora: candikrash@gmail.com
Se permite la reproduccción total o parcial citando la fuente.

Del libro "La danza del después"

1.

Nada por hacer.

Desde el silencio construye el árbol

su misión perfecta.

2.

Si pudiéramos.

Si renacer fuera otra cosa.

Si un eclipse en la conciencia

destruyera realmente todo.

Si creciera por dentro

la imagen del mar

y eso bastara.

3.

Un hombre mira volar.

Sabrá después

que no habrá nada que detenga el deseo.

Toda raíz tenderá al caos.

Todo juicio hundirá su flor en el hueso del sueño.

Será ocultar de golpe la propia vida.

Invadir su forma.

La ceremonia será un paisaje abierto

una palabra que sólo puede decirse desde la nada.

Abrirá un calle con su sed.

Abrirá un mundo con su respiración.

Un día olvidará el conjuro.

Irá cerrando el umbral

con su miseria.

4.

Otro espacio posible.

Mutación.

Fuego que invade el pasado.

Alas en tu carne desnuda.

Un jardín que antes no pudiéramos concebir.

Un canto animal que enciende una nueva ficción.


Selección del libro "La danza del después". Candelaria Rivero. Ed."La Gota" 2011, Ciudad de Santa Fe
Puntos de venta: El arca del sur / Fauna de Diseño. Ciudad de Santa Fe
Contacto con la autora: candikrash@gmail.com
Se permite la reproduccción total o parcial citando la fuente.

4 de enero de 2014

Del libro "Los árboles azules"

1.

En uno mismo
el resplandor desconocido
teme y acecha a la vez

como sonido
como gota de sangre en el mar
como el mismo mar

Hay el canto imperceptible
que renace entre los árboles del sueño
ese fuego en el vacío
un demorar la caída a cambio de nada

y esa luz que crece
y la dejo estar así

en ese espacio incomprendido aún
con mis manos sosteniendo

las raíces dormidas.

2.

Se abrió una puerta y no esperé el calor del sol.
Pensé en la herida retorciéndose en mi memoria.

Hoy vi las flores una por una, casi llorando
las vi por primera vez.

No sé si volveré a nacer
no sé si eso es algo que deba saber

estoy demasiado viva  como para dejar así
que este dolor se vaya quedando.

Me recorre un delgado grito  mutilado y blanco
pensé en no mirar el adentro.

Hoy alguien trepó con más fuerza
hasta la habitación oscura
derribando lo falso
para que vuelva el día a cada uno de nosotros.

No necesito decir nada que escape a esa luz

un sonido seguirá viajando
hacia alguna salvación

algo que se quiebra ante otros ojos
y tiemblan sus aguas    en un punto del silencio.

3.

Dejar caer la cabeza
a rodar entre las cosas del silencio.
Ceder las manos al agua
que sueña con traspasar los límites de la piel
y fundirse con la sangre.
Ver en la ventana
(de nuestra habitación o del tiempo)
los muros alejarse
o los ojos detenerse
(y clavarse en un segundo de viento)
o la orilla más lejana de la respiración
o ese débil espacio que cargamos siempre
que ni la arena sepulta.
Oímos las espadas
que tienen sed de nosotros
y que alguna vez abandonamos
porque dejamos de temblar frente al espejo.
Qué más tengo
sino esta sombra que camina por mí
sino este cuerpo
hecho cruz en una esquina del olvido.
Pero supe que al fin
la ventana que me separa de mis ojos
está hecha de esa red silenciosa
que se detiene ante las ceremonias del agua,
una red obligada de silencio
que se detiene ante la sangre
y las palabras que ella delata
y que no soy sino
una fracción de un sueño
esa herida que construyo
noche tras noche.

4.

Me descalzo.
Vago.
Trepo a la eternidad.
Vuelvo.
Caigo en la mirada inútil
de alguien que es huérfano en mi silencio.
Vuelvo a mi espalda vacía.

5.

Corrés en lo alto
para ver la flor
el muro prohibido
los diamantes sucios que acumuló el sueño
y a la vez
el tiempo es un grito que se retuerce en tu cuerpo
y parece que nadie mira
que el mundo se quiebra y somos tan sólo una imagen de eso,
y a la vez
el agua se abre infinitamente
bajo el puente de los días
bajo el silencio
y el animal dorado despierta
y vas a seguirlo una vez más.

Selección del libro "Los Árboles azules". Candelaria Rivero. Ed. "La Gota". Santa Fe. 2007.
Puntos de venta: El Arca del sur / Fauna de diseño / Ciudad de Santa Fe
Contacto con la autora: candikrash@gmail.com
Se permite la reproduccción total o parcial citando la fuente.


Suelto globos de color en el paisaje blanco. Adentro de la imagen veo a la niña que tiembla. Le acerco por un borde una cano...